¿Sabías
que la historia de los tatuajes se remonta 5.000 años atrás? Imagina
lo que ha llovido desde entonces… En Japón, era un castigo militar; durante el
Imperio Romana, una forma de marcar a los esclavos; en Tailandia, un rito
religioso… Sus usos y motivos han
sido de los más variados. Pero mucho más cerca en el tiempo y revisionando
sus devenires en las últimas décadas, todos
sabemos que el tatuaje llegó a implantarse como una moda más.
¿Quién no se ha planteado hacerse uno alguna vez? Y no
precisamente como castigo ni por ritos religiosos... La naturaleza de ese deseo
responde a impulsos muy terrenales: por
amor, por estética, para recordar a alguien eternamente, por una promesa o,
simplemente, por gusto. El problema es que no siempre quiere uno
mantenerlos de por vida. Los amores se convierten en desamores, las modas
pasan, el ser humano madura… Ojo, un ejemplo menos místico: he conocido a más de una madre que en su
juventud se tatuaron algo en el abdomen que se fue deformando con los años tras
dar a luz.
En mi caso, me levanté un día, me miré al espejo, me
vi el tatuaje y llegué a la
conclusión de que eso ya no iba conmigo. Sin más. ¿Qué hacer entonces?
Pues hasta hace algunos años, aguantarte, porque no había nada que solucionara
el problema, pero afortunadamente, la cosas han cambiado mucho y la evolución de la tecnología ha puesto
a nuestra disposición un láser que no deja huella: Picosure, de Cynosure A Hologic
Company.
Potente y muy seguro, el láser Picosure elimina cualquier tipo de tinta y de color de forma eficaz,
rápida y sin dañar tu piel. ¡En la mitad de sesiones que con láseres
tradicionales y utilizando la mitad de energía! Hazme caso, actúa
incluso en los tatuajes más resistentes y recalcitrantes. Así que no lo dudes.
Si te arrepientes de haberte tatuado, Picosure de Cynosure A Hologic Company es la
solución. ¡Los resultados son
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